¿Y dónde no?, se preguntarán muchos. Sí, hablamos de Jorge Mendes, que -desde hace algún tiempo-, también viene impregnando su huella en el CF Reus Deportiu, rival del Atlético de Madrid en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, mediante el trasvase de jóvenes jugadores lusos hacia el actual líder del Grupo III de la Segunda División B. Seguramente, la relación club-representante sea uno de los pocos puntos en común entre rojinegros y colchoneros de cara al encuentro de hoy, aunque cabe subrayar que -desde dentro del club tarraconense- ninguno de sus directivos ni empleados jamás han pronunciado el nombre y apellido del popular agente portugués, al que ni siquiera se le ha visto por la ciudad, dicho sea de paso.
Todo empezó a través del desembarco de Joan Oliver, antiguo directivo del FC Barcelona y amigo de Mendes, en el Municipal reusense, al convertirse en el nuevo máximo accionista y propietario del club durante la temporada 2013-2014 tras el pago de medio millón de euros. Con el objetivo de ascender a la Liga Adelante, el proyecto de Oliver arrancó con la conversión del Reus en SAD y, a grosso modo, en empezar a cimentar unas sólidas estructuras de un club –hasta entonces- humilde y semiprofesional, que transitaba entre la Segunda División B y Tercera.
La sombra de Mendes aparece cuando comienza a gestarse una pequeña colonia portuguesa en el Reus durante el mercado invernal de 2014. Bajo la premisa de dar a conocer y foguear a jóvenes promesas lusas en su primera experiencia lejos de casa a través de la competitividad de la Segunda B, en enero aterrizaron el delantero Alexandre Guedes y el defensa central Tobías Figueiredo, ambos internacionales sub-20 con el combinado luso. El propio club se encargó de desmentir el vínculo con Mendes: “todas las negociaciones fueron con Pedro Falcao”, representante de los futbolistas. En cambio éstos, en un arrebato de inocencia juvenil, sí reconocieron trabajar con Mendes aunque sólo mediante conversaciones de teléfono. De todos modos, al mismo tiempo se filtró a través de una información de ‘The Guardian’ que el declarado mejor agente del mundo había comprado el 50% de los derechos de Figueiredo, como de otros seis jugadores de la cantera del Sporting de Portugal.
Siguiendo la estela de ambos, posteriormente se sumaron el central Rubén Semedo y el centrocampista Vítor Silva -procedentes de Sporting de Portugal-; otro joven zaguero como Dinis Almeida y el lateral Eliseu Cassamá. Estos tres últimos forman parte de la primera plantilla reusense en la actualidad junto a Ricardo Vaz, un prometedor extremo contratado en el último mercado invernal que ha pasado de olvidado a ser una de las sensaciones en el esquema del técnico vasco, con un contrato hasta junio de 2020. El caso más llamativo, sin embargo, lo protagoniza Vítor Silva. Un centrocampista de ya 31 años que, rompiendo con la hornada de jóvenes promesas, llegó al Reus tras formar parte del primer plantel lisboeta y del Paços de Ferreira, con el que jugó una previa europea ante el Zenit. Sólo con estas dos líneas en su currículum parecía muy extraño que acabara recalando en un club de la categoría de bronce del fútbol español, cuando equipos de Primera, incluso, estaban interesados en su contratación. Visto lo visto, y tal vez para evitar preguntas incómodas, la entidad tarraconense decidió no presentarlo formalmente ante los medios como nuevo fichaje. Pues es sabido que los derechos económicos de Vítor son propiedad de Gestifute, empresa regentada por Mendes. Un silencio delatador pero efectivo con el paso del tiempo, ya que Vítor fue el autor del tanto que metió al Reus en el último playoff por el ascenso a Segunda.
Con esto, la colonia lusareusense llegó a tener hasta seis miembros. Poco después, el díscolo Semedo abandonó el barco para recalar a préstamo durante la presente en el Vitoria de Setúbal, por lo que en estos momentos son sólo cuatro, ya de propiedad rojinegra: Cassamá, Dinis, Vítor Silva y Vaz. Salvo el último que sí muestra notables credenciales, los demás apenas han gozado de minutos esporádicos en la primera fase del actual campeonato. Cabe puntualizar que, en el caso de Vítor Silva, las lesiones han sido su principal hándicap durante el inicio de esta campaña.
Para la histórica cita de esta noche tampoco se espera que cambie demasiado el panorama para ellos. A buen seguro Natxo González premiará a algún futbolista con poco recorrido hasta ahora, aunque la restricción de convocar a sólo dieciséis limitará las opciones. Ni siquiera se prevé un cambio en la portería en favor de Aitor Embela, el exjuvenil malaguista internacional con Guinea Ecuatorial. Pues todo apunta a que la mayoría de números serán para los actores con más protagonismo a estas alturas. Aquellos que sustentan al Reus en lo más alto de la tabla de su grupo en Segunda B. Algunos de ellos, como muestra de esa transformación, hace poco más de un año fueron invitados a dejar de alternar su trabajo para dedicarse exclusivamente al fútbol. Los que se acuerdan de haber defendido los colores de un club de limitados recursos y ahora hasta cuentan con el apoyo de un psicólogo dentro del cuerpo técnico, por ejemplo. Un hecho que puede parecer normal hoy en día, pero que no todos se pueden permitir en según qué categorías. Lejos queda aquella Segunda Ronda de 1976 ante el Celta. La última vez que un Primera visitó a un Reus Deportiu al que no le podía faltar, caminando firmemente hacia la profesionalidad tras 106 años de historia, su verdadera primera gran noche copera.
