Por tercer día consecutivo, el Villarreal juvenil ganó en la tanda de penaltis. Sin embargo, esta vez lo hizo a lo grande. El Villarreal derrotó al Barcelona en la final de Montilivi, y lo derrotó tras una tanda de penaltis eterna, de hasta 32 lanzamientos. Dio tiempo a que todos los futbolistas dispararan y a que los cinco elegidos repitieran antes de definir al campeón, que mantuvo a raya al conjunto azulgrana gracias a su buen hacer defensivo. Con orden y rigor posicional, el elenco groguet frenó el potencial ofensivo del Barcelona, algo carente de profundidad y desequilibrio. No fue el mejor día de Sergio Gómez, que partió desde la izquierda y apenas contó con apoyos por su perfil, pues casi todo el juego azulgrana se construyó en el flanco opuesto. Sin embargo, la posesión del Barcelona fue a menudo estéril, sin entrañar demasiado peligro.
El Espanyol, campeón del MIC en categoría juvenil
Para neutralizar al conjunto catalán fue vital la aportación del doble pivote del Villarreal, inmenso en las tareas de contención. Entre Diego Lamadrid y Carlos Beitia cortaron las líneas de pase interiores y frenaron a los buenos centrocampistas que atesora el Barcelona, que desvió casi todos sus ataques por la banda derecha. Solo la calidad de Riqui Puig, inquieto entre líneas, parecía capaz de romper un escenario en el que Carlos Beitia se erigió como el mejor futbolista de la final. El mediocentro internacional sub-17 robó muchos balones en la medular, siempre bien colocado. Su inteligencia para situarse en el lugar oportuno le permitió interceptar montones de pases interiores del Barcelona, y luego exhibió criterio para distribuir el esférico y calidad para desplazar el cuero en largo y encontrar a los futbolistas más alejados.

Con el paso de los minutos, el Villarreal adoptó una actitud más ofensiva y dejó de defenderse de los ataques azulgranas para hacerse con el control del esférico en fases de juego más largas. Creció la participación del surcoreano Ahn June-Hyuk, que empezó a recibir con mayor libertad entre líneas y demostró calidad para conducir con ambas piernas y eliminar a rivales mediante el regate. No obstante, del mismo modo que ocurrió con el Barcelona, el Villarreal no encontró a su delantero, Nacho Díaz, y generó pocas ocasiones de peligro a pesar de su insistencia. La oportunidad de gol más clara llegó en el último suspiro, en un centro envenenado que nadie acertó a desviar al fondo de la red.
Así pues, tras un 0-0 con pocas jugadas de verdadero peligro, la final juvenil del MIC se definió desde el punto de penalti. En el escenario favorito del Villarreal a lo largo del torneo, pues así ya superó al Paradou argelino en octavos y a la academia de Aspire Football Dreams en semifinales, los groguets se volvieron a imponer. El arquero Marc Vidal, uno de los héroes del Villarreal en el MIC 2017, detuvo tres lanzamientos del Barcelona.

Tras varios años intentándolo, disputando a menudo las rondas decisivas del torneo e incluso tras perder un par de finales, el Villarreal logró conquistar por primera vez el MIC en categoría juvenil. El Submarino Amarillo es uno de los clásicos del torneo que se disputa en Semana Santa en la Costa Brava, sobre todo en las categorías juvenil y cadete, y también supone un ejemplo en el fútbol formativo. En los últimos años se ha podido apreciar perfectamente una continuidad en el trabajo de su cantera, con varios futbolistas que ya destacaron en otras ediciones del campeonato y que siguen evolucionando. Casi siempre con el 4-4-2 que luego se mantiene en el filial y en el primer equipo groguet, con una apuesta por futbolistas de perfiles muy marcados: jugadores técnicos en la medular, extremos que sepan jugar tanto por dentro como por fuera o centrales con capacidad para salir jugando.
