Lo han vuelto a hacer. Los chicos que llevaron a la selección islandesa a las portadas de la prensa deportiva en Europa han vuelto a lograr un hito histórico como es su primera clasificación para un Mundial. Y lo que han conseguido esta vez tiene, si cabe, más mérito; cuando se había agotado la tinta de escribir tantos reportajes sobre un país con más ovejas que personas y sobre el milagroso hombre a ratos entrenador a ratos dentista, cuando los ingeniosos periodistas ya habíamos agotado todos los símiles y juegos de palabras con volcanes, glaciares y vikingos, cuando parecía que Islandia ya había cumplido su función de highlight futbolístico del 2016, el equipo de Heimir Hallgrímsson ha demostrado con este primer puesto del Grupo I algo que llevaban tiempo preconizando: esta no es la historia heroica de un equipo de valientes que protagonizaron una gesta única no, algo mucho más prosaico, esta es la consecuencia lógica de una década de trabajo constante para situar a Islandia en la clase media del fútbol mundial.
Con la marcha de Lars Lägerback, Heimir Hallgrímsson asumía los plenos poderes de la selección absoluta masculina con una buena papeleta entre manos. Y no porque cambiara mucho las cosas el que Heimir fuera el primer entrenador de forma oficial, sino porque como él mismo admitió cuando charlamos junto a Axel Torres en una terraza de Barcelona en septiembre de 2016, temía la lógica resaca que pudiera darse entre los suyos. El equipo parecía haber tocado techo con unos cuartos de final en la Eurocopa 2016; además, el singular estilo del cuadro islandés requiere de una disciplina y un esfuerzo mental todavía mayor que la de cualquier equipo, por lo que parecía hasta cierto punto comprensible un pequeño bajón en la intensidad y el nivel de juego. Es ahí donde triunfó Heimir, en el imponer la competitividad cuando la euforia de ser el centro de todas las miradas se había diluido, algo así como un pareja que se recuerda que se quiere pese a que hayan volado ya todas las mariposas de la barriga.

Superando bajas importantes
El bloque que ha superado esta Fase de Clasificación Previa para el Mundial 2018 es muy parecido al que vimos en la Eurocopa, aunque ha sufrido un par o tres de lesiones que añaden más mérito todavía a la gestión de Hallgrímsson, si tenemos en cuenta que Islandia venía siendo una selección con poquísimas rotaciones. Para empezar, Kolbein Sigthórsson desapareció por completo del mapa y estuvo prácticamente en blanco debido a las lesiones. El hombre faro, el que bajaba todos los balones, no estaba por lo que su acompañante Jon Da∂i Bödvarsson tenía que cumplir esa función. Pero es que Bö∂varsson también ha tenido durante algunos tramos del año muchos problemas en la espalda, con lo que o no iba convocado, o estaba en el banquillo o de jugar no estaba a su mejor nivel. Quitarle los dos delanteros titulares a la selección que más se repliega en Europa parecía ser la sentencia de muerte a sus aspiraciones, puesto que la lógica hacía pensar que no habría nadie para ganar metros a la contra y hacer que Islandia pudiera salir de la cueva.
Cronología de la clasificación
Por si acaso un consejo: a los que os pongan la clasificación de Islandia como ejemplo de lo fácil que es meterse en este nuevo Mundial pedidle que os cuente otra. Y es que el grupo I era el único que contaba con cuatro participantes en la pasada Eurocopa 2016 -Islandia, Croacia, Ucrania y Turquía- y el conjunto islandés, entre otras cosas, ha sido capaz de ganar en casa de una selección histórica como la turca o de doblegar a un combinado cuyo capitán es pieza clave en el equipo que ha ganado tres de las últimas cuatro Champions League.
Otra vez más, los rivales ‘fáciles’ se le atragantaban y ante Kosovo un penalti de Sigur∂sson les permitía sacar los tres puntos de Shköder. Pero lo dicho, el tope parecía marcarlo la selección ajedrezada que, además, había demostrado en varias ocasiones tenerle la medida tomada a Islandia. Posiblemente el citado gol de Magnússon en el último minuto de encuentro en Reykjavík fue el clic, el cambio de mentalidad que necesitaba el equipo nórdico para creerse que podía optar al liderato. Aquel gol marcado medio con el hombro, medio con la oreja, fue clave para marcar trayectorias e incluso el incomprensible batacazo en Finlandia no fue dramático porque Croacia también empezó a dudar de su superioridad. En el tramo final de la Fase de Clasificación, ante dos rivales directos en un grupo igualadísimo, Islandia sacó su mejor versión para pasar por encima de Ucrania y Turquía. Definitivamente, la mejor Islandia había vuelto.
Faltaba rematar la faena ante Kosovo, ‘el partido más importante de la historia’ según muchos medios y periodistas islandeses, es curioso porque el título de partido más importante para esta gente ha ido cambiando prácticamente cada mes desde 2014. Tal y como le suele suceder a esta selección, cuanto más bonito parece el cuento, más se le atraganta a un equipo demasiado acostumbrado a tener que sufrir como para conseguir algo de forma holgada. La tensión ambiental se notaba, y de qué forma, en el Estadio Nacional de Reykjavík y se notaba que en el choque entre los 22 protagonistas había 11 que tenían las piernas muy rígidas y otros tantos que corrían sin ningún lastre. Además, también como ya ocurrió antaño, a los Heimir boys les costó sangre, sudor y lágrimas adoptar un rol proactivo y dominante. Por suerte para Islandia, por muy buen papel que hiciera, Kosovo tiene todavía mucho camino por recorrer y en un mal despeje el conjunto visitante le cedió un balón franco a Gylfi Sigur∂sson. Demasiado regalo para el crack del Everton, que con un regate a trompicones y un disparo medio resbalándose pudo poner el ansiado 1-0. La ejecución del tanto local fue la imagen perfecta de lo espinoso e incómodo que se le estaba haciendo el encuentro, así como la celebración también demostró el alivio de todo un país al conseguir un gol importantísimo antes del descanso.
Ni aún habiendo marcado, la reanudación tampoco fue nada cómoda para Islandia. Kosovo achuchó, tampoco de manera asfixiante pero sí generando cierto temor, sobre todo teniendo en cuenta las noticias de triunfo croata que llegaban desde Ucrania. Pero en momentos de duda la consigna siempre es clara: balón a Gylfi. Por algo el ex del Swansea City es el mejor del equipo, porque entre otras muchísimas cosas sabe darle temple al balón cuando a todos les quema el cuero. No a través de un balón en largo, fue gracias a una jugada bien trenzada que el estandarte de la selección islandesa se encontró en una buena posición dentro del área kosovar y se sacó una buena acción de desequilibrio para ganar línea de fondo y cederle un balón en bandeja a Gu∂munsson. Ahora sí, con el trámite final solventado, Islandia se confirmó como líder del Grupo I.
Así ha sido el camino de Islandia hasta llegar a una recompensa que ya se venía persiguiendo desde el pasado 2014. Quizás ya no nos sorprende tanto, igual ya hemos escuchado tantas historias de esta isla que ya no nos resulta tan exótica, pero lo que ha hecho Islandia tiene un mérito brutal: hacer de la competitividad un hábito.
Tremendo mérito de Islandia y de Heimir Hallgrímsson, pero ya no son una sorpresa son el ejemplo de que si las federaciones trabajan bien pueden hacer algo grande. Espero que dure muchos años más, pero lo más importante es que esto va hacer crecer el fútbol en Islandia y la afición por este deporte se va a seguir disparando en el país.
Está Islandia es ya el equipo de todos los amigos de MI
MERITAZO,con un gran trabajo detrás. Desde ya,deseoso que llegue el mundial,y que les vaya bien en un campeonato tan exigente.