Tiendas caras, bulevares y turistas sentados en terrazas donde un helado cuesta siete eurazos –¡siete!–. Un primer paseo por Niza confirma que éste lugar tiene todo aquello que los tópicos rezan sobre él. Su disposición montañosa sobre el mediterráneo le confiere una fisonomía muy particular. Además, la exorbitante actividad turística alrededor de la playa y las calles peatonales le dan a esta urbe un aire de población turística de veraneo hipertrofiada hasta convertirse en ciudad; dicho de otro modo, parece como si una urbanización de playa hubiera ido creciendo y expandiéndose colina arriba hasta convertirse en un gran núcleo urbano.
El permanente ambiente festivo y semi vacacional que se vive en las calles de Niza no parece el pasto típico donde florece el fútbol; de hecho el Allianz Riviera se encuentra muy alejado del centro de la ciudad, tanto que es el único al que los aficionados no pueden acceder a pie desde la fan zone. Allí, en el estadio del OGC Nice, España y Turquía se medirán en un duelo que puede empezar a definir muchas cosas.
Más gol para afianzar la idea
El tanto sobre la bocina de Gerard Piqué evitó que un notable partido de España acabara en un runrún incómodo. Para el choque frente a Turquía, no se esperan excesivos cambios pues la idea sigue siendo la de encomendarse al jefe de mandos Andrés Iniesta para que comande con la misma soltura el juego español. A partir de ahí, los quebraderos de Vicente del Bosque se centran en intentar encontrarle un mejor encaje a Cesc como interior y que los hábiles movimientos exhibidos ante República Checa se traduzcan en un mayor acierto en el apartado realizador y no tener que depender del gol de un central para salvar la papeleta. A partir de ahí, no parece que se vaya a ver nada especialmente distinto por parte de la Roja en Niza.
Arda, cabeza de turco
La broma es tan obvia como inevitable hacerla. Chistes a parte, es totalmente cierto que el jugador del FC Barcelona y emblema de esta selección turca ha recibido de valiente en las últimas horas por parte de sus compatriotas. Más allá de la derrota, no gustó nada el desempeño de Turquía en el primer partido ante Croacia y el ambiente no parece el más relajado para encarar un partido ante la vigente campeona de la Eurocopa. Por si acaso, Fatih Terim ya se ha puesto la venda antes que la herida y ha salido al paso en las últimas horas ante todos los comentarios generados en el país otomano. Terim avisa a los suyos que no esperen maravillas y está por ver si adaptará el esquema para buscar mayor solidez en un encuentro en el que se prevé que vaya a gozar aún menos de la posesión de balón. La selección turca llegará al Allianz Riviera en una situación crucial, pues todo lo que no sea sumar pondría en serios aprietos a Turquía de cara a la tercera jornada ante una República Checa que ya demostró ser muy compacta.

El envite se disputará en un estadio alejado del día a día de la ciudad de Niza. Mientras tanto, resulta llamativo ver cómo la ciudad está permanente con la lupa puesta en todos los incidentes que suceden en ciudades a centenares de kilómetros de distancia. Nada le haría más daño a este enclave turístico de la Costa Azul que la amenaza de cualquier disturbio y es por eso que los habitantes de la ciudad levantan la cabeza como un resorte cuando oyen el grito de algún aficionado. Por suerte para ellos Niza no es Marsella, ni tampoco Lille. Aquí todo transcurre con la calma de un fresco anochecer a orillas del mediterráneo. Una calma, por cierto, sólo interrumpida por la voz de Paco y José, dos hombres vestidos de toreros que se han pasado todo el día intentando revender entradas a turistas despistados con total impunidad. Parece mentira que en la Eurocopa de la seguridad, del chequeo y del escáner haya tanta gente que se dedique a la reventa sin ningún pudor, pero ese es un tema del que hablaremos más adelante.
Alineaciones probables: España–Turquía, 21:00 h